Historia de la Pascua
El Domingo de Pascua o Domingo de Resurrección es el día en el que Jesús resucitó, tres días después de ser crucificado en Viernes Santo. En ese sentido, la Pascua marca el final de la Semana Santa, los últimos días de Jesús.
La Semana Santa conmemora la Pasión de Cristo: su entrada en la ciudad de Jerusalén, la Última Cena, el Viacrucis cargando la cruz, su muerte crucificado y la resurrección.
La llegada a Jerusalén se celebra con el Domingo de Ramos: una multitud de seguidores le recibieron alzando palmas, reconociéndole como el hijo de Dios en la Tierra. Esta tradición sigue presente en la actualidad con la bendición de palmas y palmones en las iglesias.
El jueves siguiente es Jueves Santo, cuando Jesús celebró la Última Cena con sus discípulos, que en el futuro difundirán su mensaje como apóstoles. El Viernes Santo, después de ser traicionado por Judas, Jesús es apresado por los romanos y crucificado.
Para los romanos, Jesús era una figura incómoda porque predicaba una nueva religión con unos valores diferentes: el cristianismo tenía un único dios (a diferencia de las múltiples divinidades de la mitología romana), además de defender la liberación de los esclavos que tan preciados eran para el Imperio Romano.
Siglos después, cuando el cristianismo ya era la religión mayoritaria en el Imperio, un grupo de obispos reunidos en el Concilio de Nicea (325 d.C) establecieron que la Pascua sería el primer domingo después de la primera luna llena de primavera. Por eso se celebra en una fecha diferente cada año.
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